jueves, junio 30, 2005

La memoria del dolor

Berlín, capital del duelo

Algunas ciudades toman, en cada época, una responsabilidad ante los ciudadanos del mundo. Los retos del Berlín actual son apasionantes porque plantean una cuestión mayor: que no se puede afrontar el presente sin asumir el dolor infligido

En pocos lugares del mundo el trazado de una ciudad se ha esforzado por hacer visible, de forma tan planificada, las heridas de su pasado
¿Cómo puede darse a ver el dolor? ¿Cómo una ciudad puede hacer visible las marcas y heridas de su pasado más indigno?
XAVIER ANTICH - 29/06/2005


En su <Crónica de Berlín, Walter Benjamin confesaba que llevaba años dándole vueltas a una idea: organizar biográficamente el espacio de su vida en un mapa. Para ello, decía, necesitaría un plano sobre el que, con la ayuda de diversos colores, pudiera ir marcando las casas de sus amigos y amigas, los espacios de reunión de algunos colectivos a los que perteneció, las habitaciones de hoteles y burdeles en las que durmió, los bancos del Tiergarten, el camino de la escuela, las tumbas que vio ocupar, los cafés ya desaparecidos cuyos nombres repite cada día, las canchas de tenis, las salas doradas de baile... De este modo, el que hasta hoy es el gran pensador de la memoria urbana, formulaba algo que puede parecer obvio, pero que acaso no lo sea: que toda ciudad es una medida cruzada entre el espacio y la vida, que todo mapa está atravesado de recuerdos.




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